El Arte es Absurdo

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El arte tiene un propósito, una técnica que unifica a un grupo de pintores y escultores. Un motivo… Pero, ¿qué pasaría si ese motivo es la falta de motivo?

De eso hablaremos en esta entrada.

La fotografía que vemos es una obra de arte de Piero Manzoni que consiste en 90 latas de conserva, tituladas “Mierda de Artista” (que etiquetó en 4 idiomas diferentes: Merda d’artista, Merde d’artiste, Artist’s shit y Künstlerscheiße.) Lo podríamos decir en 10 idiomas más pero el contenido de cada lata lo dejamos para la imaginación de cada uno.

Manzoni vendió estas latas creativas y fue un artista conceptual italiano muy prestigioso. Hizo muchas obras de arte (que alguno lo pondría entre comillas), pero nuestra favorita son las Bases Mágicas: unos podios sobre los cuales cualquiera que se paraba podía convertirse automáticamente en una obra de arte. Manzoni se basó en Kurt Schwitters y en su filosofía de vida: como publicamos en Twitter, él una vez dijo: “Todo cuanto un artista escupe es arte”. Hay que explicar antes de todo un dato importante: Schwitters era un dadaísta.

¿QUÉ ES EL DADAÍSMO?

 

Fue una vanguardia formada por artistas que huían de la Primera Guerra Mundial. Este movimientose caracterizó por su vestimenta de anti-arte o negación de arte. Muchos historiadores lo reconocen como una transición en el arte y no como un movimiento en si, debido a su falta de cohesión y de características comunes entre todos sus participantes.

Una figura que hay que nombrar siempre que hablemos del arte dadá es Hugo Ball: filósofo, novelista, periodista y místico que se pasó los últimos 14 años de su vida buscando algún significado en ella, renunciando a todos los lujos y viviendo con mucha pobreza y nobleza. Pero antes de tomar esa decisión hizo cosas muy grandes:

¿Qué harías si un día aparece un joven en tu bar y te dice que si confías en él y conviertes tu negocio en un club nocturno, tus ventas de salchichas y cerveza aumentarán enormemente?

En este caso, sí confiaron en el joven. Esto ocurrió en 1916 en Zurich en el bar Meierei: Hugo Ball y su idea ambiciosa convencieron al dueño y se dedicó a tocar el piano en el nuevo Cabaret Voltairemientras su mujer Emmy Hennings cantaba. Poco a poco la personalidad de Ball empezó a atraer a más gente y él siguió trabajando para hacer crecer a su cabaret: Pasó por numerosos artistas pidiéndoles algún dibujo o pintura para exhibirlo en su club; otro amigo le diseñó los pósters para hacer publicidad del evento, y éste fue un completo éxito atrayendo otras almas libres, revolucionarias e independientes que vivían por otros ideales distintos al resto de Zurich, alejados de la guerra.

Sabiendo los orígenes, sería bueno hablar de alguno de estos artistas. Vamos a hacer una breve introducción dadá de tres en concreto: Marcel Duchamp, Man Ray y Kurt Schwitters.

MARCEL DUCHAMP

«No creo en el arte. Creo en los artistas.»

Tuvo etapas cubistas y vivió en el apogeo de los cafés de Montmatre París. Su obra más cococida es la Fuente, que consiste en un urinal invertido firmado con un seudónimo R. Mutt, que el propio Duchamp entregó a un jurado para exponerlo en una importante galería. Los jueces de esa galería de la Sociedad de Artistas Independientes (siendo Duchamp uno de ellos) descartaron esta obra para ser expuesta por considerarla como una falta de respeto. Hoy en día se trata de una de las obras de arte clave de esos tiempos. Se desconoce dónde se encuentra la obra original pero desde entonces se han aprobado 15 réplicas del urinario. Se clasifica este tipo de arte como un ready-made: consiste en colocar objetos cotidianos fuera de su contexto, y presentarlos al espectador como una obra de arte. ¿A quién más se le ocurriría firmar un urinal y presentarlo a la mayor exposición de la Historia del Arte de Estados Unidos? Marcel, Marcel…

Otra anécdota divertida de Marcel Duchamp es su atractivo álter-ego: Rrose Selavy. Su pronunciación recuerda a la frase francesa “Eros, C’est la vie”, un llamamiento al dios del amor y la fertilidad, Eros, diciéndole “así es la vida.” Lo hemos mencionado en Facebook, ¡danos tu opinión respecto a los artistas y su álter-ego!

MAN RAY

“la búsqueda de la libertad y el placer; eso ocupa todo mi arte”.

Este artista norteamericano se caracteriza por su personalidad multifacética: fotografía, profesor, surrealista, dadaísta, moda, arte gráfico, collages, publicidad… de todo un poco.

Hizo ready-mades como Duchamp y entre ellos destacamos el más interesante: fusionó un metrónomo con la fotografía de un ojo en su punta para que este se abriera y cerrara con el tic toc. Surgió así la obra maestra Objeto Para Ser Destruído. Cuando su mujer lo dejó, le cambió el ojo desconocido por uno de ella, cambiándole el nombre a Objeto de Destrucción.

En una clase le pidió a sus alumnos que lo destruyeran a lo que él reconstruyó llamándole Objeto Indestructible (1973). Si tienes tiempo pásate por el MoMA de Nueva York  para ver el original o  el Museo Reina Sofía en Madrid para ver una réplica, y cuéntale a tus amigos la historia de esta obra de arte (y que lo aprendiste en la Artspiradora  )

Kiki de Montparnasse fue su amante y de esta relación surgió la maravillosa obra de arte que hemos mencionado anteriormente: El violín de Ingres.

KURT SCHWITTERS

Es una de las estrellas favoritas de la Artspiradora, por su increíble creatividad y locura-cuerda. Él inventó la palabra “Merz“ y fundó una revista con ese nombre; todas sus obras las llamó de la misma forma y era lo único a lo que él hacía alusión, sin que tenga ningún significado… hasta empezó a presentarse ante los demás como Kurt Merz Schwitters, o simplemente como Merz.

MERZBILD 5 B (1919)

El arte de Schwitters sí estuvo involucrado políticamente, por lo que fue excluido del movimiento Dadá en Berlín, pero él lo volvió a fundar en Hannover otra vez. En el cuadro Merzbild 5 B (Picture-Red-Heart-Church), vemos un corazón rojo, una iglesia y el número 69: estos son elementos que están presentes en todas las obras de Schwitters de ese mismo año, lo que hace pensar que probablemente tengan un significado autobiográfico.


PÁJARO AZUL (1922)

Estudió en la Real Academia del Arte en Dresden pero los profesores lo calificaron como una persona no creativa y con poca imaginación, aunque su obra después les demostró totalmente lo contrario. Trabajó sobre todo con collages hechos con fragmentos de madera, recortes de periódico, estampas de correo, etiquetas de cerveza, uñas, envoltorios de caramelos, billetes de tranvía

La obra que más nos llama la atención es a lo que él llamó“la obra de mi vida”. Se titula Merzbau y consistió en convertir su propia casa (o más bien la de sus padres) en un mismo collage dadaísta. Cuando comenzó su proyecto en 1923 sus amigos lo tacharon de loco, y ni él mismo podía explicar sus expectativas o el por qué de su actividad artística – hay que tener en cuenta que en ese momento, el concepto de instalación o espacio no existía en el arte. Este híbrido entre arte y arquitectura duró sólo un par de años ya que fue bombardeado por la guerra mientras él estaba exiliado en Inglaterra. Cuando Kurt (Merz) Schwitters se enteró de esta mala noticia, devastado escribió:

“¿Para qué realmente viví? No lo sé.”

Ahora mismo hay una reconstrucción de la Merzbau, en el Sprengel Museum en Hannover, del que Schwitters estaría muy orgulloso.

Tras esta absurda introducción, acabamos la entrada contando una interesante anécdota: en el año 2007 se llegó a subastar un ejemplar de la Mierda de Artista en 124.000 €… ¿Es el arte absurdo? ¿Realmente crees que “todo lo que escupe un artista es arte”? Déjanos tu opinión con un comentario abajo, y ¡que viva el Dadaísmo!

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