Alfredo Belda: Poeta a Presidente

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Esta entrevista se realizó durante el 9º Festival de Diablos y Congos de Portobelo, en casa de la fotógrafa Sandra Eleta, en una hamaca frente al mar.

 ¿Quién es Alfredo Belda?

Es mi seudónimo como poeta y como candidato a presidente. Mi nombre completo es Manuel Alfredo Quintero Belda.

¿Cuántos personajes tienes?

Hasta ahora solo tres: Manuel, Belda y «el Malo» que por motivos de no traerme más malas vibras no menciono el nombre completo

¿Quién era el Malo Malo?

El Malo era una caricatura que se burlaba y disparaba sus comentarios y su arte contra a todo el mundo. Tenía un lado muy político y tenía al mismo tiempo un lado muy artístico pero se burlaba mucho de los artistas, de hecho los llamaba “artistuchos”, porque quería dejar en evidencia que mucha de la gente que hace arte por la ciudad al final hace una cosa ególatra, es ego-arte.

Algunos grafiteros solo ponen su nombre; el otro pinta ballenas gordas; el otro va al supermercado y, ¿a quién le importa que vayas al supermercado? ¿A quién le importa tu nombre? El Malo atacaba eso: el arte es una herramienta poderosa y estas personas la están usando por usar. Es como si yo te doy una ametralladora, y tú lo que haces es abrir un hueco, eso es lo que hacen con el arte y la discusión siempre era que lo importante no es el mensajero, sino el mensaje.

¿Y por eso el “Bórrame a Besos” no tiene tu nombre?

La primera vez que lo hice sí le puse mi nombre pero después lo perdió en el camino porque me di cuenta que la gente compartía la frase, no a mí. Yo no era importante. Lo que hacía sentir a la gente era la frase; yo era un simple transmisor.

¿Cómo alguien tan sensible y artístico saca de repente ese lado político y se presenta a presidente?

Porque todo es político. Todas las relaciones sociales están basadas en política, en este sistema sí, si viviéramos en otro sistema…

 En una eco-aldea..

En una eco-aldea la estructura desaparece y se vive en una estructura horizontal. Nadie es mejor que nadie. Era lo que te contaba de la película Dead Man (1995, Jim Jarmusch). Dead Man en su caminar conoce a un tipo que se llama Nobody y le cuenta que él era un indio de una tribu que lo terminan adoptando y lo llevan a Inglaterra. Y ese indio le cuenta (a Dead Man) lo que aprendió sobre historia, la cultura de Inglaterra, de Francia y que se había vuelto un indio culto.

Pero cuando quiso volver a su tribu, se dio cuenta que su tribu había sido exterminada entonces no tenía raíces, no tenía historia, y se volvió un don nadie, un nobody. Y aquí viene la reflexión: las tribus no mataban a la gente, las expulsaban de la tribu porque la muerte era perder la identidad. Esto es lo que le pasa a los jóvenes Amish cuando deciden irse al mundo moderno. Puedes ver sus confesiones en Youtube, muchos se dan cuenta que cometieron un error.

¿Al irse?

Claro, porque ya no tienen contacto con su familia o sus antiguos amigos porque la comunidad se lo prohíbe. Y ellos se vuelven Nobody, están dentro de la sociedad moderna pero ya no pertenecen a la identidad que tuvieron desde que nacieron hasta que se fueron de la comunidad Amish.

¿Y eso tiene que ver con lo de “qué es más duro que la muerte”?

 “¿Qué es más duro que la muerte? El olvido.”

Entonces en la película el tipo cuenta que él no es nadie, no tiene identidad y anda sin tribu. Yo soy, yo existo en la medida que pertenezco a un grupo y que tengo cosas con ese grupo que me hacen tener identidad. Soy la suma de las identidades que comparto con ese grupo

¿Pero eso es lo que tú piensas o lo que sacas de la película?

Es lo que yo saco de la película y es mi discusión después con el arte. El arte a veces se convierte en una vaina individualista donde todo es un problema de mi como individuo y lo que me ocurre a mi cómo puedo explicárselo o pasárselo a los demás para que ellos vean qué es lo que a mí me pasa. ¿Y quién eres tú? ¿Por qué tenemos que saber qué te pasa? Ok, nos estás mandando un mensaje bonito, muy estético, pero, ¿dónde está la reflexión, la historia grupal, el cuento grupal, el pasado, la tradición? Cuéntame algo donde yo aprenda, reflexione.

 ¿Te sedujo la política?

No, todo surgió orgánicamente, como si fuera un triatlón en el que me estaba preparando, una cosa me llevo a la otra y otra a la otra. Y una vez que empecé ya no pude parar: empecé a pedalear y a pedalear… y ahora estoy montado en la bicicleta.

Cuando fui a inscribirme para presentarme a presidente me entere que puedes elegir el nombre que quieras para promocionarte: y yo elegí Alfredo Belda, el que te dice la “beldá”. Y hasta el día de hoy me siguen preguntando: “¿ese era un nombre ficticio?” Y no… es mi segundo nombre, segundo apellido.

¿Te aprobaron como candidato a la presidencia?

Me aprobaron como precandidato. Nunca llegué a tener todas las firmas que (el mínimo era más de 16,000 si mal no recuerdo, hubo candidatos que llegaron a recoger casi 50,000 firmas ) yo no llegué ni a las 1.000 firmas.

¿Realmente pensabas que podías ganar?

En un primer momento la idea no parecía tan descabellada, luego comprendí que una buena idea sola no rompe una tradición: una tradición solo puede ser cambiada por una buena idea que este en movimiento, que demuestre que la vieja se va a quedar obsoleta o ya lo está. Eso lo entendí después. Tú puedes ser muy famoso en un mes, y al siguiente un desconocido y fue un poco lo que ocurrió con todo el revuelo inicial de mi pre-candidatura.

El día que presente mi pre-candidatura la gente se preguntaba, “¿por qué viene con payasos este candidato?” Se está burlando de la gente. Se está burlando de la política. Yo me estaba burlando de los políticos tradicionales que siempre son tan acartonados. Y ese día se me ocurrió una frase súper filosófica. “Los políticos tradicionales parecen la verdad pero son una gran mentira. Yo parezco una mentira pero soy una gran verdad”. Y siempre que la repetía solo lograbas ver la cara de reflexión de la gente, como captando lo que pasaba pero alguna parte de su cerebro se negaba aceptarlo. Era Filosofía pura y zapatos de goma. La gente me miraba y me miraba, yo parecía escapado de una caricatura, pero cuando hablaba para los medios, cuando hablaba en la radio la gente quedaba todavía más confundida porque mis entrevistas eran sumamente sinceras, y la gente esperaba que un candidato que fue a inscribirse con payasos hablara pues payadas, pero ya para eso tenemos a los políticos tradicionales. .

 ¿Y las frases que escribes por la ciudad? 

Comencé escribiendo solo «Bórrame a Besos», bueno como poeta, como “El Malo” escribía el «bamos vien», o «el oro de Panamá es verde». Pero el «Bórrame a Besos» me gusta y es un poco mi marca. Luego esta “Dame de beber tus ojos” o “Más poesía” de allí he escrito frases de amigos poetas o de canciones que me gustan como “Hazme el amor antes que lo prohíban”.

¿Los lugares son al azar o son elegidos?

Depende de las circunstancias, pero sí, la mayorías son elegidos con anticipación. Como voy en moto por la ciudad mis ojos reconocen lugares que para las personas que van caminando o en auto son puntos de atracción. Y me aprovecho de eso.

 ¿Qué aceptación tienen entre la gente tus grafitis y versos?

El «bamos vien» terminó siendo un hashtag muy utilizado, pero la mayoría de gente no sabía que fue un invento mío,  también hay uno de #borrameabesos y ese es el que más me gusta pues tiene que ver con el primer grafiti de vandalismo romántico que hice. Hasta ahora no he tenido ninguna queja, por lo menos no me la han manifestado directamente. Por eso siempre trato de no pintar en lugares que afecten la estética y la propiedad ajena. Quizas los hashtags son el mejor termómetro, pero tendríamos que hacer una encuesta para saber a ciencia cierta el grado de aceptación.

¿Con cuál de tus identidades te sientes más a gusto? ¿Quién prefieres ser de todos estos personajes?

Hay un poco de mí en todos mis personajes, son parte de mis identidades, lo cierto es que “El Malo” me trajo mucha malas vibras, pero siempre me encuentro con gente en la calle que dice que lo extraña. Si tuviera que elegir pues me quedo con el poeta. Es lindo cuando la gente en la calle me llama poeta. Me hace sentir que los versos que escribo están logrando su objetivo, hacer vibrar a la gente.

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Puedes ver el arte de Manu – o Alfredo – en las calles de Panamá y en el Casco Antiguo, y seguirlo en su wordpress, taggerlo en su cuenta de Instagram, Twitter o usar los sus hashtag-poesías en tus posts.

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